jueves, 9 de junio de 2011

Deja de perseguir prioridades equivocadas



Llega a mi email una información de Marshall Goldsmith que quisiera compartir. Marshall Goldsmith es autor de 28 libros de negocios, muchos de ellos bestsellers. ¿Y qué nos dice este hombre? Pues que nos dedicamos a perseguir prioridades erróneas. Stephen Covey, otro autor similar, lo llama apoyar la escalera en la pared equivocada: cuando llegamos arriba nos damos cuenta de que no era ahí a donde queríamos subir.

Goldsmith menciona un estudio con jubilados que no habían sido directores generales. Se les preguntó sobre qué consejos darían a la gente joven. Se les preguntó:

“¿Cuál es la clave para tener una vida estupenda?” Y estas claves podían
resumirse fácilmente en tres puntos:


1) Sé feliz ahora. En la cultura de satisfacción continua de necesidades en la que vivimos, solemos condicionar la felicidad a alcanzar algo en un futuro. “Seré feliz cuando...”. Esto garantiza un estado de infelicidad crónica, de sensación de vacío continua, de escasez. Supeditar la felicidad a aquello que llegará (... cuando cambie de trabajo, tenga hijos, me case, me divorcie, tenga un coche nuevo, me haya ido de vacaciones) nos impide ver aquello que ya está aquí.


2) Aprecia a los más cercanos. Cuando estés en tu lecho de muerte, no estarás rodeado precisamente de tus clientes. Serán tu familia y amigos quienes estén ahí contigo. Y por cierto, no hay que tener 95 años ni estar en el lecho de muerte para descubrir esto. Basta con unos días ingresado/a en el hospital: entonces claramente se destaca quiénes son importantes en tu vida. Todo lo demás no es que quede en un segundo plano; es que desaparece.


3) Si tienes un sueño, persíguelo. Por estúpido que pueda parecer, por pequeño o grandioso que sea, es probable que sea más fácil cumplirlo ahora que a los 90 años, ¿no es así? Tu sueño puede ser conocer Australia, o escribir un libro, o montar un chiringuito en el Caribe (este lo he oído mucho, créeme). Lánzate ahora y prueba. Después puede ser tarde para ello. De nuevo, no hace falta llegar a los 90 para dejar de sentirse con las energías suficientes; a veces, ocurre mucho antes.

Y esto que cuenta Goldsmith, especializado en literatura para directivos, es perfectamente aplicable a los líderes en su quehacer profesional. De nuevo, tomando las 3 claves que acabamos de ver:

1) Es clave divertirte en tu trabajo. Lo cierto es que los superiores rara vez transmiten entusiasmo a sus colaboradores (sólo hay que ver que, claramente, no se están divirtiendo en absoluto). Una vez leí que, para saber si un trabajo era lo tuyo, te fijaras en tu superior: es lo que podías llegar a ser. ¿Sí? ¡Pues que espanto! Fijarme en personas que habían llegado “a lo más alto” me ayudó mucho para huir de trabajos realmente tediosos.


2) Ayuda a tus colegas. Cuando miras atrás a tus experiencias laborales previas, lo que sueles recordar es a las personas, no las tareas, ni tampoco el tamaño del despacho. Cuando tengas 95 años no te estarás acordando de que tu despacho era tan grande como el espacio asignado a diez subordinados. ¿O sí? Más bien, recordarás cómo ayudaste a desarrollarse a las personas, y las relaciones en general.


3) “Ve a por ello”. Es posible que fracases, pero al menos lo habrás intentado. De otra forma, puedes llegar a sentirte miserable por no haberlo hecho. Es un mundo cambiante, vivimos una etapa crítica, pero la única certidumbre con la que cuentas eres tú.


jueves, 2 de junio de 2011

¿Expomanagement o bailaoras y toreros?



He tenido el placer de asistir a algunas conferencias de ISAVIA en Expomanagement 2011.


He podido ver cómo se está empezando a dar valor a trabajar en equipo (¡por fin!), a que el grupo de trabajo coopere, libere el potencial de cada uno, y llegue a soluciones más creativas de lo que podrían alcanzar los mismos individuos de forma individual. Pero para ello, en lugar de dirigir las acciones formativas o de coaching a grupos de directivos, deben dirigirse a grupos de trabajo: departamentos, equipos que llevan un proyecto, etc. En estas acciones, es interesante que el superior esté al mismo nivel que el colaborador, y que todos participen sin sentir la presión del miedo a las consecuencias.


Esto para mí contrasta con el futuro de bailaoras y toreros que nos auguraba mi profesor de Macroeconomía de 3º como ventaja comparativa única para comerciar con el exterior.


Como comenta Nassim Nicholas Taleb en El cisne negro, los EE.UU. se han especializado en tareas “escalables”, es decir, en tareas en que no hay un tope máximo de personas que pueden acceder a un servicio, en que la presencia de quien las impulsa no es necesaria y en que los resultados no dependen de un continuo esfuerzo. Por ejemplo: el software, el diseño, las redes sociales, etc. En otras palabras, la creatividad: en EE.UU. en lugar de venderse la fuerza de trabajo, se venden ideas, productos intelectuales. Esto hace que su ventaja comparativa aumente. La creatividad deja las tareas menos “escalables” a aquellos felices de ser pagados por horas.




“Hay más dinero en diseñar un zapato que en hacerlo en realidad: Nike, Dell y Boeing pueden ser pagados simplemente por pensar”, dice Taleb.

En muchas empresas podría utilizarse mejor el potencial de las personas, un potencial que es una variable cualitativa, de calidad o cualidad, que se valora de forma cuantitativa, de cantidad… o de dinero.


A veces se comete el error de tergiversar ideas muy buenas para meter a los profesionales en la horma de un zapato demasiado estrecho para ellos. Aun así, los resultados siguen siendo buenos, y en ocasiones es sorprendente. Tomar la idea de que cada uno vino a este mundo a realizar su vocación y convertirla en que “y por tanto te tiene que gustar tu trabajo (rutinario, sin posibilidad de desarrollo personal, vacío de contenido)” es unir causas y efectos casi casi incompatibles.


Una vocación de artista, por ejemplo, se tergiversa a una vocación de querer que se cumplan los objetivos de la empresa, que todos “estemos alineados” y “en el mismo barco”. Pero es que ese barco se dirige a que el empresario gane más dinero y, a veces esto choca de tal forma con los medios de motivación del personal, que se consigue lo contrario de lo que se busca lograr. Esto puede llevar a aprovechar situaciones críticas como la actual y hacer una limpia de personal a través de un ERE cuando se tienen los mayores beneficios de la historia, por ejemplo.


Retomando las fantásticas conferencias que tuve la suerte de atender, se puede hacer mucho. Se puede construir desde el trabajo de equipo, se puede crecer, se puede liberar creatividad a raudales, y todo esto lo pueden hacer estas mismas personas en las que a algunos responsables les cuesta creer. Todos guardamos dentro la mejor versión de nosotros/as mismos/as esperando fluir con facilidad. Incluso si no es en esa vocación nuestra.


¿Por qué no intentarlo? ¿Por qué no com-probarlo?