sábado, 29 de noviembre de 2014

Enunciar, incluir... ¿qué son?


Buscando palabras con las que jugar, en una lista de palabras aparentemente aburridas, he seleccionado dos.

He elegido estas palabras porque ambas están compuestas por un prefijo y una raíz.

Cuando he elegido "enunciar", he pensado también en anunciar, renunciar, y entonces me he preguntado qué puede ser un "nuncio".

Enunciar es
Expresar breve y sencillamente una idea o los datos de un problema de matemáticas. 
Cuando he seguido buscando en el diccionario de la RAE, ninguna de las palabras con “nuncio” explica su raíz etimológica. Es chocante que haya tenido que acudir a un diccionario etimológico chileno para encontrar información sobre la raíz, “nuncio”.

En la RAE nos explica qué es un nuncio, pero no nos explica que es la raíz de las otras palabras. En el diccionario chileno, encontramos que la palabra nuncio procede de la raíz “nuntius”, común a todas las otras (anunciar, pronunciar, renunciar, denunciar…), y que significa mensajero, el que anuncia; la propia noticia. Este interesante diccionario añade que quizá la palabra entró a partir del italiano “nunzio", embajador. Llama la atención que, mientras consulto esto, la publicidad que aparece en ese portal chileno sea de un producto para los pies. Estoy leyendo sobre mensajeros y noticias, y viendo pies. ¿Pies alados? Como Mercurio [lo que a su vez me recuerda a Freddie Mercury, pero esa es otra historia]. Quizá "noticia" tenga esta misma raíz, me suena parecido a nuntius. Pero no, ya me dice el diccionario etimológico que no.

Después de esta búsqueda me he centrado en la palabra inclusión, que automáticamente me ha hecho pensar en exclusión, reclusión, eclosión, y me he preguntado si la raíz es "clusión" y qué es esto. Y si está relacionado con eclosión.

Incluir es
Poner algo dentro de otra cosa o dentro de sus límites. Y dicho de una cosa: Contener a otra, o llevarla implícita. 
La raíz, la parte “cluir”, “clusión”, viene del latín claudere, que significa encerrar. Así que, aunque estés incluido, estás encerrado. Quizá el significado de esta raíz estaba en mi inconsciente, porque yo sentía esto sin conocerla: que pertenecer es una forma de encerrarse, pero en un grupo.

Cuando he buscado exclusión, además, he encontrado mucho más. Por ejemplo, otras palabras con la misma raíz: concluir, inclusa, clausura, cláusula y esclusa.

Excluir es sacar a algo o alguien de un conjunto o recinto dejando el recinto cerrado para él; es dejarle fuera. Y esto también es angustioso, porque parece que si se cierra ese recinto, al otro lado, en el exterior, no va a haber nada. Exclusión comparte su raíz con “kleu-" (gancho o clavija), que da lugar a llave, clavo, maza, clave…

Espero que a mis lectores esto les parezca tan entretenido como a mí. :-)

domingo, 16 de noviembre de 2014

El ateo que tuvo una visión divina

Ramiro Ortega era un hombre de unos cuarenta y cinco mal llevados o cincuenta estupendamente llevados. Era alto y tenía una complexión física grande, fuerte, pero no gruesa. Su pelo era tirando a rubio y sus ojos tirando a verdes. En conjunto, era un hombre que pasaba desapercibido, poco atractivo y además ateo.

Un día iba andando por la calle y de pronto se encontró con un hombre que llevaba el pelo largo, tenía la tez oscura y vestía una especie de sayo que le llegaba hasta los pies, en los que llevaba unas sandalias. La primera palabra que vino a la mente de Ramiro fue "hippie", y después "árabe o judío", y después aún pensó que ese mendigo debía de estar helado porque estábamos en febrero y el propio Ramiro llevaba una cazadora deportiva roja bastante calentita.

El hombre llegó hasta él y le dijo: "Vengo en nombre de mi padre, para predicar la paz en la tierra. Todos somos hermanos". A las palabras que ya había pensado Ramiro se unieron "testigo de Jehová" y "cuidado, está pirado", y su primer impulso fue sacar la cartera para ayudar al sin techo, y al mismo tiempo un segundo instinto le pedía protegerla de un posible robo. Por otro lado, lo que decía el hippie era tan extraño que quiso averiguar un poco más. Le preguntó si tenía qué comer, y el otro le dijo una cosa más extraña aún: "Puedo multiplicar panes y peces, y convertir el agua en vino, pero ahora necesito llevar mi mensaje a los hombres". Definitivamente para Ramiro, este hombre no estaba bien de la cabeza. Le preguntó: "A ver, ¿tienes papeles?". El otro parecía perplejo: "¿Papeles?". Entonces Ramiro pensó que allí cerca había una comisaría de policía y podía acompañar al mendigo. Pero claro, igual le metían en prisión para luego deportarle. No le gustó esta idea, quiso un destino mejor para el tío del sayo, y recordó que por la zona había un comedor de Cáritas donde podía dejarle, casi depositarle, como si fuese un objeto perdido.

Se fijó más en él y le extrañaron varias cosas: no olía mal, estaba limpio, su mirada era muy profunda y le había hablado en perfecto español. "¿Llevas mucho tiempo en España? ¿Cómo te llamas?", le dijo. Y el hippie del sayo le respondió: "¿España?". Ante la perplejidad de su mirada, Ramiro se confirmó en la idea de llevar a este hombre al comedor de Cáritas y deshacerse de él, e irse él mismo a comer, pues le estaba entrando hambre. Así que le guió, el otro le seguía dócil, como un perrito, y le llevó a aquel comedor de ayuda social. "Bueno, macho, aquí te dan de comer y a lo mejor te ayudan con los papeles. Yo me voy, que he quedado. Toma cinco euros por si necesitas algo, coger el metro o algo". Aquel hombre cogió el billete y lo miró con extrañeza, miró a su alrededor, y asintió con un gesto.

Unos días más tarde, Ramiro lee en el periódico: "Hombre de 33 años, sin papeles, de origen judío y que dice ser Jesucristo parece multiplicar la comida en el comedor social de Cáritas situado en la calle Hernani, 66". Y se fija en la foto y sí, parece un Jesucristo el hombre. Ramiro se dice: "Qué pena de inmigrantes".

(Puede que continúe...)

¿Sabías que Jesucristo es el meme más popular de la historia?



lunes, 10 de noviembre de 2014

Entusiasmo

Una palabra esconde mil palabras, y es el caso de la palabra que he elegido para este post: entusiasmo.

La idea de investigar esta palabra se me ha ocurrido en el tren. Mientras miraba distraídamente por la ventana, me he dado cuenta de que no sabía bien lo que significaba la palabra entusiasmo, el único sinónimo que se me ocurría era “emoción”, por “exaltación”. Y también me he acordado de que Vicky el Vikingo decía “¡¡estoy entusiasmaaaadoooo!!”, pero eso lo sé porque me lo han contado, yo no lo recuerdo, era demasiado pequeña.

Al indagar sobre el entusiasmo, encuentro mucha más información de la que esperaba. Según el diccionario de la RAE:

entusiasmo.

(Del lat. tardío enthusiasmus, y este del gr. ἐνθουσιασμός).

  1. m. Exaltación y fogosidad del ánimo, excitado por algo que lo admire o cautive.
  2. m. Adhesión fervorosa que mueve a favorecer una causa o empeño.
  3. m. Furor o arrobamiento de las sibilas al dar sus oráculos.
  4. m. Inspiración divina de los profetas.
  5. m. Inspiración fogosa y arrebatada del escritor o del artista, y especialmente del poeta o del orador.

Un montón de palabras interesantes aquí. Exaltación, fogosidad, excitado, admirar, cautivar, fervoroso, furor, arrobamiento, inspiración, arrebatado.

Y ya lo de las sibilas y el oráculo… Ni siquiera entiendo la frase. Una sibila es una “mujer sabia a quien los antiguos atribuyeron espíritu profético”. Y el oráculo, por acortar, es:


  1. m. Respuesta que da Dios o por sí o por sus ministros.
  2. m. Contestación que las pitonisas y sacerdotes de la gentilidad pronunciaban como dada por los dioses a las consultas que ante sus ídolos se hacían.

Luego me llaman la atención los personajes que se mencionan: sibilas que tienen un espíritu profético, profetas, pitonisas, sacerdotes, escritores, artistas, poetas, oradores. Imagínate ser una sibila del pasado, escritora, artista y en ocasiones oradora.

Y también sale dios, varias veces, por la procedencia del oráculo, por el tipo de inspiración de los profetas, “divina”…

Me doy cuenta entonces de que no suelo utilizar la palabra entusiasmo, quizá sí para decir una expresión negativa: “con poco entusiasmo”, “sin mucho entusiasmo”. Y quizá últimamente la he escuchado más en inglés que en español (los americanos están más entusiasmados que los españoles, me temo). Quizá no sabía de haberme sentido entusiasmada por algo. Había pensado en personas “entusiasmadas por X” y lo había traducido como “les gusta mucho X”. Pero esta palabra llega mucho más lejos, llega a alturas divinas.

Hay ciertos trabajos, ciertas tareas laborales, por las que no siento ningún entusiasmo. Más bien lo contrario, porque no siento exaltación y fogosidad, solo aburrimiento. Es el caso del trabajo administrativo, burocrático. No me admira ni cautiva absolutamente nada relacionado con él. En trabajos así, he sentido momentos de inspiración, no muy fogosa ni arrebatada, muy al principio, cuando pensaba que podía hacer cosas novedosas. Eso se termina pasado un tiempo, y en cualquier caso fueron pequeños destellos, nada entusiastas, en medio de un lago de rutina.

¿Qué es para ti el entusiasmo? ¿Cómo lo vives? ¿Te entusiasma tu trabajo, alguna afición, alguna actividad?

miércoles, 22 de octubre de 2014

Quien mucho abarca, poco aprieta

He pasado casi un año sin escribir. Bueno, seamos precisos; sin escribir en mis blogs. Ni siquiera sabía sobre qué escribir, aunque no he dejado de reflexionar sobre mil cosas (tal vez demasiadas). Seguía apuntando cosas en mi diario, pero cada vez me cuidaba menos de disfrutar de la voluptuosidad de la escritura; de hecho, había dejado de ser un placer para mí. Por otro lado, me enviaba a mí misma emails con ideas para una futura novela. También, algo inconsciente me urgía a llevar siempre conmigo papel y boli. Compré una agenda y a veces escribí en ella pequeñas reflexiones del día, del momento, pequeños apuntes sobre lo positivo del día o sobre sucesos que “hay que” apuntar, como citas médicas, cumpleaños y grandes ocasiones.

Realmente no sé bien por qué no he escrito. Cuando queremos explicarnos algo, lo logramos, encontramos las causas sí o sí, sean o no las verdaderas causas; incluso si no había ninguna causa. Así que yo también he encontrado razones para este silencio, el silencio de mi opinión subjetiva ante diversos temas psicológicos, humanos, sociales. Estaba demasiado absorbida ahorrando tiempo para los hombres grises. Siempre supe que antes o después me visitarían. Y lo han hecho. Como es habitual, no recuerdo la visita, no recuerdo el cálculo escalofriante de las miles de horas que puedo ahorrar, vistas a la luz fría del humo de sus cigarros. Lo que recuerdo es que tengo que ir más deprisa, más deprisa, más aún, hacer más, retener más, tener más datos, muchos más, en la cabeza, y después de eso, acumular más aún. La cultura del positivismo (sobre esto ya escribiré un post más ilustrado), del ir a más a toda costa, del crecimiento por el crecimiento, incontrolado, cuanto más mejor.

Quizá me ha embaucado la creencia de que la actividad me iba a hacer olvidar la crisis de los cuarenta. Y no, al revés, la ha intensificado. Y eso que no tengo 40 (todavía). Me he dejado llevar y conquistar por la actividad por la actividad, como si fuese la rueda de un engranaje que creyese que estaba ahorrando tiempo y por tanto rejuveneciendo. Por si el trabajo no era suficiente, hice también muchos cursos, como para estar “a la última”, enterada de todo, en todas partes. Quien mucho abarca poco aprieta es el refrán que me viene ahora a la cabeza intentando describir cómo he sido este año. Al mismo tiempo, trataba de especializarme en algo en lo que ya estaba especializada, el e-learning, un sector que también requiere estar muy informado.

De fondo, tenía una sensación clara de que no podía escribir sin hacer referencias al menos a un libro, cinco enlaces, o veinte. De nuevo mostrar que abarco mucho, que me entero de todo, y que además lo aplico en seguida y produzco un texto decente, legible y entretenido.

Ahora he vuelto, no sé por cuánto tiempo, sé que ya no estoy tan absorbida. He rescatado un buen curso de Salvat sobre la práctica de la escritura, que coleccioné con paciencia en papel, y que era muy bueno. Probablemente cuando los hombres grises ya te han visitado es imposible retroceder, pero sí que se puede abrir los ojos, mirar a tu alrededor y descubrir que lo que te rodea es mucho más grande que tú. Es una forma estupenda de poner en perspectiva las miles de cosas banales que me he propuesto retener, en parte porque parece un requisito de mi trabajo, un requisito que he extendido al resto de mi vida durante este año de ahorro de tiempo. Miras más allá, abandonas la mirada miope, normalmente recogida por una pantalla de ordenador, de teléfono, de tableta… Cuando abandonas la mirada miope ves lo grande que es todo y lo pequeño que es esto tuyo, esta paja mental tan propia de manicomio.

Te invito a mirar más allá, a mirar a todo, a abarcar lo máximo con la mirada para poner en perspectiva lo que realmente abarcas tú. Es lo que he hecho, y creo que esto me ha permitido recuperar algo de cordura y de creatividad, lo suficiente para poder volver a escribir, y que tú me leas. Gracias.

domingo, 5 de octubre de 2014

¿De dónde surge la creatividad?

(Nota: las fotos que ilustran este post son mi particular visión de hacer fotos creativas).

Estoy realizando un curso sobre Solución creativa de problemas (Creative Problem Solving) en Coursera, facilitado por la Universidad de Minesota.

El curso comenzó de la manera más tonta, tonta en el sentido de infantil, desenfadada y lúdica, por lo que muchos participantes que decían ser personas muy creativas en su mundo profesional, se enfadaron mucho con toda esa estupidez y dejaron el curso.

Y es que la primera semana se nos pidió que hiciésemos lo más creativo posible siguiendo la frase: "Come algo diferente". En seguida, varios alumnos muy motivados ofrecieron todo tipo de ideas inusuales, desde comer todo de color rojo hasta comer la comida de su gato.


Observé que las mejores ideas eran las de aquellos que tenían un apoyo en su entorno, es decir, alguien dispuesto a ser tan tonto, desenfadado e infantil como el protagonista, y a recoger en foto o vídeo aquello que se estaba haciendo, puesto que era requisito imprescindible demostrar con pruebas el desafío que se había realizado.

Para nuestro diccionario, crear en su primera acepción es facultad de Dios ("producir algo de la nada") y después es establecer, fundar, introducir por vez primera algo. En nuestro curso se maneja una definición más extensa; se trata de producir algo original y útil.

Esta facultad mejora en ambientes de apertura y de conexión con los demás. Existen estudios que respaldan esa observación mía de que los mejores proyectos estaban apoyados por otros: Steven Johnson, en la introducción del libro Where Good Ideas Come From (Las buenas ideas: una historia natural de la innovación), nos cuenta que existe una relación creciente y positiva entre el tamaño de una ciudad y las "buenas ideas" que aparecen en ella, considerando las buenas ideas como: patentes, presupuestos en I+D, profesiones muy creativas, inventores, etc. Esta relación se da con una fórmula exacta. Por ejemplo, una ciudad diez veces más grande que otra no es que sea diez veces más creativa (esto sería una relación directamente proporcional), es que es 17 veces más creativa. Es una escala "superlineal".


Sin embargo, un artículo aparecido en el Newsweek, "The Creativity Crisis" (La crisis de la creatividad) nos habla de una crisis de las "buenas ideas" que comienza en los 90 y sigue hasta nuestros días. El artículo relaciona esta crisis con la formación centrada en aprobar un examen (drill-and-kill / teaching to the test). Si se da al alumno la solución a los problemas, pierde toda capacidad para imaginar o inventar soluciones alternativas. Y además, se le inculca la idea de que a cada problema solo corresponde una solución (y esta ya la dio uno muy listo en el pasado, así que no te molestes en pensar). Esta relación entre la forma de enseñar y el empobrecimiento de la creatividad también la expone Sir Ken Robinson en su ya famosa charla TED "Las escuelas matan la creatividad", y también lo apoya en otra serie de vídeos bastante interesantes de ver, como este.

Hay dos habilidades que incluye ser creativo. Una es tener un pensamiento divergente, es decir, ser capaz de generar muchas ideas únicas, y la otra es tener un pensamiento convergente, en el que combinamos estas ideas para llegar al mejor resultado. La generación de ideas se incluye dentro de un proceso que consiste en encontrar hechos, encontrar problemas, generar ideas para solucionarlos y después encontrar la solución óptima a estos problemas.

Tanto en el artículo del Newsweek como en el libro de Johnson, se viene abajo el mito de que la persona creativa está atormentada, es oscura, depresiva o neurótica. Parece ser que estas características hunden la creatividad, más que impulsarla, como sí lo hacen la motivación, la apertura y la conexión con los otros. Por ejemplo, Mark Runco, de la Universidad de Georgia, observó que no ser creativo es realmente un factor de riesgo. En particular, parece ser que hay individuos muy capaces de encontrar problemas, muchos problemas, y sin embargo no continúan el proceso a la generación de ideas para solucionarlos. Runco predijo con este estudio la ideación suicida de estas personas.

Existe un test diseñado por el profesor E. Paul Torrance, el test de Torrance, que mide la creatividad, y además predice la capacidad futura de los niños de seguir siendo creativos en sus vidas profesionales. Puedes leer más sobre este test aquí. Este test fue diseñado por este profesor en 1958. Si te apetece saber si eres muy creativo, puedes probar este Originality Assessment Engine (Motor de evaluación de la originalidad), y hacer todas las pruebas que quieras. Cuanto más intentas ser creativo, más lo consigues, y es que tenemos buenas noticias: la creatividad se puede entrenar. ¡Suerte!

lunes, 29 de septiembre de 2014

La atracción de lo sórdido

En un capítulo de la serie Mad Men, cuando el protagonista (Don Draper) evoca parte de su infancia, aparece un vagabundo que se aloja en su casa familiar por un día. Los padres de Draper mencionan los prejuicios que les evoca esta persona sucia, de ropas viejas, errante, perdida. Y se los mencionan a él, atribuyéndole aspectos negativos, como la creencia de que les va a robar la paga que le prometen por ayudarles en la granja.  Cuando el niño Draper habla con el vagabundo, la primera pregunta que le hace es: Tú no eres vagabundo, ¿verdad? Y el vagabundo le da la razón, le dice que él tuvo esa vida de oficina, mujer e hijos, casa y “seguridad”. Pero un día lo dejó todo y se fue, y entonces se sintió libre, entonces logró dormir, fuese bajo las estrellas, en un albergue o donde le sorprendiera la noche.  Esto deja al niño pensativo.

Ayer en Página 2 se hablaba de autores que comenzaron a publicar tarde, más allá de los 40. Uno de ellos, Charles Bukowski, había dicho que cuando tenía un trabajo de oficina tenía dinero, y que si se dedicaba a escribir no ingresaba nada. Pero que prefería esta situación, y que si tenía que volver a un trabajo de 8 horas de oficina, se suicidaría. En concreto, en un diálogo de El incendio de un sueño, podemos leer: “No hay ningún trabajo decente. Si un escritor abandona la creación, está muerto”.

Gary Cooper protagonizó una película de Frank Capra, Juan Nadie, en la que daba cuerpo a un vagabundo que se hace pasar por un hombre recién despedido y atormentado por ello,  inventado por una periodista a la que habían despedido realmente del periódico en que trabajaba. Este Juan Nadie, o John Doe, decía en la carta creada por la periodista que se iba a suicidar porque no soporta este fracaso. Pero a mí el que me interesa es el personaje secundario, “el coronel” otro vagabundo que le recuerda continuamente a John que se está metiendo en un lío: la verdadera libertad está en ser un vagabundo que no tiene nada, y quien nada tiene, no está atado por nada. Para el coronel, los “zapatos de tacón” son aquellos que se centran en sacar dinero a los demás, y de los cuales conviene apartarse para llevar una vida libre. Considera que John se va a acostumbrar a un montón de cosas que le van a llevar a hundirse. Como la periodista va a pagar dinero a John por hacerse pasar por el vagabundo y dar charlas, el coronel considera que este dinero va a corromper al vagabundo. Le dice que el dinero le va a llevar a entrar en restaurantes, comer cosas maravillosas y esto hace daño a la persona. El dinero funciona como una druga: primero se quiere comer bien, luego dormir bien, en una habitación confortable con cortinas y alfombras y antes de darse cuenta, ya no le es posible al vagabundo dormir a menos que sea en una buena cama. Después te abres una cuenta bancaria y es entonces cuando los hombres de zapatos de tacón te han atrapado.

Sangonera es un personaje doble en la novela Cañas y Barro, primero sale su padre, y luego él toma el relevo, asegurando el avance generacional del relato. Me fijo en el segundo Sangonera, el hijo, porque es quien mejor nos relata su filosofía de vida. Hablando con Tonet, el protagonista, Sangonera afirma una y otra vez que trabajar es insultar a Dios, porque es dar por hecho que Él no proveerá, que necesitamos más de lo que Él nos da. Para Sangonera, el fin del trabajo es atesorar “aunque sea miseria”, pensando a todas horas en el mañana. Y esto convierte a los hombres en bestias. El trabajo regular y monótono, tener una casa, una familia, tratar de asegurar el mañana; todo esto es no confiar en Dios.


Y es que me da la sensación de que todos estos vagabundos tienen “su razón”, tienen razón, lo que dicen es cierto desde un cierto punto de vista. ¿Quién puede juzgarlos? Las posesiones te poseen, es algo que las filosofías orientales llevan miles de año explicando. ¿Qué significa realmente trabajar? ¿Cuál es el fin del trabajo? Ya he reflexionado otras veces en el blog sobre esto, porque, desde que el trabajo pierde la conexión con sus resultados directos (comer, tener dónde dormir, estatus), pierde el sentido. Me imagino muchas veces que de pronto tenemos que vivir “en la selva”, sin ninguno de los medios que tenemos ahora en las oficinas; principalmente sin electricidad. Y creo que moriríamos muy rápidamente. Como decía el Coronel, nos acostumbramos a una buena cama y luego no podemos dormir.

Dedicado a Daviss.